Wednesday, February 9, 2011

Y los golpes siguen llegando

Gracias a que la prensa peruana se obsesionó tanto como yo con el beso entre Gianella Neyra y Denise Arregui en "La Lola" la semana pasada, he sido recompensada con un influjo constante de citas y comentarios de ambas partes a lo largo de toda la semana cortesía de El Comercio (o tal vez sea simplemente que hay alguien en ese medio en particular que sigue sin poder desprenderse de este asunto, en cuyo caso, te entiendo, amigo). Sin embargo, ninguno de esos comentarios me había causado tal compulsión de bloggear al respecto como el artículo publicado el día de ayer, en el cual el esposo de Gianella Neyra, el actor argentino Segundo Cernadas, reveló que a ella le costó trabajo grabar la escena:
"Me contó que le costó bastante. Es como que a un hombre le toque ‘gilearse’ a otro hombre. ¿Si lo haría? No sé, quizás intentaría, pero supongo que en el momento que estás al frente es jodido. No me imagino ese momento", manifestó en un reportaje de un programa dominical.

Ayyyy, Gianella. No me hieras de esa forma. Y continúo fascinada, a manera de curiosidad científica, por esta mentalidad (porque la indignación no me va a llevar a ningún lado ni es buena para mi presión arterial). ¿Es acaso difícil 'gilearse' y besar a un actor del mismo sexo porque uno no siente atracción por él o ella? De la misma manera que, asumo, uno tampoco siente atracción por un actor del sexo opuesto con el que tiene que meterse en la cama semidesnudo para una escena de amor, sobre todo si uno está casado o en una relación con otra persona, lo que debería ser diez veces más difícil. En fin, lo que es más importante: Gianella, ¿has visto a Denise Arregui? Ella no será Christian Rivero, pero se me ocurre una cantidad de cosas que serían muchísimo más desagradables que ser obligada a besarla. Casi que estoy dolida en nombre de ella. (Pero, eso sí, me sigue causando gracia el calificativo de "apasionado" para referirse al beso en cuestión. Cómo se nota que nadie en la redacción de El Comercio ha visto un capítulo de "The L Word," o siquiera de "Coronation Street.")

Pero no importa, Gianella. A pesar de eso, te sigo queriendo. Me guste o no, esta es la sociedad en la que vivimos y no me gusta juzgar, pero sí voy a necesitar un poco de tiempo para reponerme. Lo que me trae al otro lado de la moneda, los comentarios de Denise Arregui:

Wednesday, February 2, 2011

"La Lola": Aviso de Servicio Público: Las lesbianas no muerden

Tres blogs creados y dos intentos fallidos de entradas introductorias más tarde, he decidido finalmente perder mi virginidad en cuanto a bloggear en español se refiere haciendo lo que mejor hago cuando se trata de bloggear: sobreanalizando episodios de televisión. Aunque, en este caso, no es por pura diversión, sino para tratar de poner en orden mis pensamientos sobre los últimos capítulos de "La Lola", la nueva telenovela de Frecuencia Latina.

No puedo haber sido la única que estaba contentísima cuando el capítulo del viernes pasado mostró a Lola (Gianella Neyra), quien es realmente Lalo atrapado en el cuerpo de una mujer, coqueteando con otra mujer en un bar (Denise Arregui) y llevándosela a su departamento. Me pareció un aspecto muy interesante de la premisa original (sin mencionar que el hecho de que la escena en cuestión fuera protagonizada específicamente por estas dos actrices hizo que la parte de mi corazón que se enamoró perdidamente de ambas en "Los Exitosos Gome$" no cupiera en sí de felicidad) y sentí que la serie debía ser aplaudida por no haberlo evadido (porque ya estaba comenzando a parecer un poco sospechoso que no tenían ningún problema en mostrar a Lola manteniendo todos los rasgos masculinos de Lalo excepto su deseo por las mujeres, el cual, después de todo, es la razón por la que Lalo está en esta situación en primer lugar). Así que, por supuesto, todo se vino abajo en el capítulo del lunes, donde Lola no solamente no puede "consumar" su relación con la mujer que conoció en el bar (cuyo nombre finalmente aprendemos que es Celeste), sino que además se asusta cuando se da cuenta de que todos en la oficina ahora piensan que le gustan las mujeres.